EN TIEMPOS DE ELECCIONES

Una vez más, el mayor porcentaje será para la abstención. Abstención entre la que nos incluimos quienes la practicamos de forma activa. Lo que significa que para nosotrxs la política no consiste en introducir una papeleta en una urna cada cuatro años, y esperar a ver que pasa.

Nosotrxs los que desarrollamos una forma diferente de vivir día a día ya sea en nuestros centros de trabajo, en nuestros barrios, asociaciones o cooperativas de consumo,... tejiendo redes de organización económica y social.

Y nos dirán: vota, porque si no favoreces al partido mayoritario. Totalmente falso. En todo caso, es el voto en blanco el que favorece a los partidos más votados.

Y nos dirán vota, porque sino no te puedes quejar. Al revés. Si votas, legitimas el circo electoral con sus normas y consecuencias. Entonces, te dirán que no te quejes porque tu opción es esperarte cuatro años a otra jornada electoral para expresar tu descontento.

Quien no vota manifiesta su negativa a legitimar este sistema impuesto. Es ella o él, quien grita en alto y con plena razón que este sistema político es una farsa al servicio de banquerxs y empresarixs. Y que “esto que llaman democracia” está lejos de ser un sistema participativo, inclusivo, donde cuenten y decidan todas las personas, donde en consecuencia, se promulguen normas al servicio del bien común. Nos quieren para trabajar, consumir y callar. Sin hablar de su interés en que existan grandes bolsas de desempleados.

Panorama social que no cambiará con la llegada de nuevos partidos, nuevas etiquetas con las mismas fórmulas de antaño. Ya sean de centro o de derechas, liberales o socialdemócratas, no son la solución, porque son parte del problema. Dominantes sobre dominadxs, gobernantes sobre gobernadxs. El problema es el poder y el control de unaxs cuantxs sobre el resto. El problema se llama patriarcado, se llama capitalismo, se llama Estado.

Porque las estructuras políticas de la “democracia” están podridas, hagamos realidad organizaciones políticas y sociales horizontales, transparentes, con autonomía de las instituciones y de los partidos, donde lxs que gestionan cumplan las decisiones de las asambleas y no al revés. Organizaciones que suponga un cambio de verdad, no como el cambio que nos prometen lxs políticxs y que ya sabemos de sobra, por nuestra experiencia, que es falso, que es mentira. No queremos más corrupción, más imposiciones, más arbitrariedad, más burocracia ni más represión. Y eso es lo que la política partidista y centralizada consigue.

Ante ello, construyamos un entramado de organizaciones de base, asamblearias y que conlleven un cambio real de nuestras vidas. Si quieres conocer como hacerlo, un ejemplo lo tienes en el sindicato: la CNT.

* www.cnt.es/malaga # un Sindicato para luchar *