La charla estuvo centrada en determinar las causas de la baja conflictividad e implicación sindical de lxs trabajadorxs de este ramo, a pesar de ser uno en los que la precariedad se ceba especialmente. Es curioso observar cómo, en particular en las grandes superficies, lxs trabajadorxs se identifican con la empresa, hasta tal punto que se considera un “ascenso social” el pertenecer a determinadas plantillas de, por ejemplo, conocidas cadenas de ropa. La política de empresa respecto a la selección de personal es reveladora, y favorece a gente con un alto nivel de mansedumbre, poco compromiso social, y de manera sorpresiva, suele dar preferencia a familiares de las fuerzas de seguridad, sin tradición alguna de sindicalismo o asociacionismo de ningún tipo.
Otro factor importante en la desunión del personal del comercio lo tiene la fuerte jerarquización en los puestos de trabajo, que indispone a unxs trabajadorxs contra otros, ya que cada unx es consciente del estamento al que pertenece el otrx. Esta división no sólo viene dada por la función desempeñada dentro de la empresa, sino también por el tipo de contrato que se haya firmado, o incluso depende de si la contratación se lleva a cabo directamente por la empresa o a través de alguna subcontrata. Sin embargo, ascender de escalafón es fácil si el trabajador se relaciona con las personas adecuadas, aspecto éste que favorece aún más que lxs trabajadorxs se vean unxs a otrxs como competencia y no como posibles apoyos en un hipotético conflicto.
Las grandes empresas del sector del comercio no consideran a lxs trabajadorxs como una prioridad en sus actuaciones. Sin embargo, conscientes de la fuerza que puede llegar a adquirir el grupo, y obligados por una constitución que reconoce el derecho al sindicalismo, crea grandes entidades, como FETICO, gestionadas, controladas y subvencionadas por la empresa, cuya labor principal consiste en mantener contentxs a lxs empleadxs, con actividades sindicales tan significativas como repartir una flor en el día de la mujer trabajadora, realizar video – clubs, etc. Esto hace que otros sindicatos tengan poca o ninguna representatividad dentro del sector.
Pero lo que realmente explica el desinterés generalizado de las grandes cadenas del comercio hacia sus trabajadorxs es que se han convertido en grandes centros comerciales y financieros, en auténticas empresas inmobiliarias. Ése es el gran negocio. El proceso comienza normalmente por adquirir grandes superficies de terreno en zonas periurbanas, normalmente deshabitadas, y que posteriormente son recalificadas como suelo urbanizable por el concejal corrupto de turno. El espacio que ocupará el centro comercial es mínimo en este espacio, y la inversión que en él hacen las multinacionales es mínima, y sufragada por proveedores y subvenciones varias. Sin embargo, el esquema que se repite es que normalmente, esas zonas en un principio deshabitadas y cercanas al centro comercial empiezan a ser edificadas en un corto espacio de tiempo, ya que son vendidas, ahora como espacio urbanizable, por los dueños de las grandes cadenas, lo que les reporta ingentes beneficios respecto a la inversión inicial.
Ante este panorama, CNT se convierte en la única alternativa real de lucha para lxs trabajadorxs del comercio, que necesariamente deben revelarse ante el despego de las empresas hacia sus plantillas, ya que únicamente a través de la unión y la acción directa conseguirán reivindicar sus derechos laborales, y dignificar una situación que tiene todos los visos de ser insostenible por mucho tiempo más.