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8 de Marzo. Día de la mujer trabajadora

El 8 de marzo de 1908, las trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York se declararon en huelga, encerrándose en la factoría en la que trabajaban para pedir mejoras salariales y unas condiciones laborales dignas. 129 de ellas murieron en un incendio provocado por los dueños de la empresa. 66 años más tarde, el 8 de marzo fue proclamado DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA por una resolución de las Naciones Unidas, conmemorando estos hechos históricos.

Sin embargo, en la actualidad el 8 de marzo se ha convertido en el día de las mujeres maltratadas, violadas, asesinadas, degolladas, fomentando el miedo a salir de casa, a protestar, a cambiar de trabajo, miedo hasta de nosotras mismas.

En una sociedad “avanzada”, ¿cómo es posible que el salario medio de una mujer sea un 30% más bajo que el de un hombre? ¿Cómo es posible que la maternidad determine la pérdida del puesto de trabajo? ¿Cómo que la mujer siga siendo la encargada fundamental de las labores domésticas y del cuidado de los sectores de producción no productivos? ¿Cómo son posibles el acoso, la discriminación, la sobreexplotación de la mujer?

Sabemos que no es en los despachos, en las Instituciones Públicas, en los “Institutos de la Mujer” donde se conquistan los derechos de las mujeres sino en luchas mucho más cotidianas: en la vida laboral, en las escuelas, en las familias, en la cultura…

Las mujeres del ámbito libertario y anarquista procuramos la coherencia de nuestra forma de actuar con los fines que perseguimos, y pretendemos no ya la integración de la mujer en un modelo social de hombres, sino la aportación de todos y todas en plena igualdad y libertad para la transformación radical de la sociedad, y también en las luchas cotidianas para mejorar nuestra situación como trabajadores y trabajadoras.

Históricamente es incuestionable el papel que han tenido las mujeres en la lucha libertaria; Mujeres tan conocidas como Federica Montseny o la poeta y militante Lucía Sánchez Saornil, que fue la primera mujer directora de un periódico diario como era el CNT de la época, y tantas otras.

Queremos constatar que nuestra lucha no va dirigida contra el hombre, sino cotra el sistema que posibilita y fomenta unas relaciones de dominación del hombre sobre la mujer. Ahora bien, como sector oprimido y marginado durante siglos, debemos iniciar una lucha constante y organizada, porque sólo cuando las mujeres tomemos conciencia de nuestra opresión y asumamos la responsabilidad de luchar por nuestros derechos estaremos en condiciones de conquistar nuestra libertad; por eso, hombres y mujeres tendremos que adquirir un compromiso de cambio y lucha social, acabando de una vez por todas con esta situación precaria y discriminatoria en la que vivimos.

No podemos consentir que esta humillación nos ocurra a las mujeres que sufrimos siempre, porque tenemos un rostro, una vida y una voz.

MUERTE AL PATRIARCADO ¡¡Y A CUALQUIER OTRA FORMA DE DOMINIO!!

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