Una carta del anarquista Joaquin Garces Villacampa donde muestra la verdadera naturaleza de la «censura» en el sistema penitenciario.
Al fascismo siempre se la han atragantado el pensamiento autonónomo y todo palabra que se confronte crítica. Aunque se vista de democracia es algo que se le sigue atraversando hasta el punto de hacerle mostar su verdadera esencia dictatorial. Asi nos encontramos con que las cárceles donde se recluye donde presuntamente , o no, trascendemos los margenes impuestos para el pensamiento, no se permite la entrada de determinadas publicaciones. Los argumentos empleados para prohibirlas no son demasiado variados : siempre «razones de seguridad y buen orden del establecimiento » y carecer de deposito legal . Argumentos curiosamente empleados por los mismos que a menudo nos recuerdan la existencia de cauces no violentos para expresar nuestro pensamiento critico, y aplicados sobre publicaciones que fuera de los muros carcelarios circulan sin mas restricciones que las impuestas por el circuito comercial. La imagen negativa de ello es las facilidades que se dan a otro tipo de lecturas. Asi por ejemplo, cuando se nos recluye en celdas de aislamiento los presos podemos tener en ellas solo dos libros propios. Pero se excluye de este computo y se puden tener sin restricciones tanto lecturas de tipo religiosos, como las correspondientes a los cursos de enseñanza reglada en los que se este matriculado. Ni que decir tiene que frente a esta limitacion conceptos tales como la convincion filosofica o el aprendizaje libre estan fuera de los limites de lo argumentable. Es evidente que el fascismo travestido continua haciendo buenas migas con instrumentos culturales culturales con fines de doma y con dogmas acordes a su naturaleza. Pero que sigue reprimiendo mediante la fuerza factica que tratata de disimular con leyes toda forma de expresion en la que vea un peligro de que sea desenmascarada su verdadera naturaleza violenta e impositiva. Esto es algo que conviene que se sepa. Asi, cuando se nos dice que vivimos en un regimen de libertad en el que la violencia revolucionaria ya no tiene sentido pues la palabra es libre, podemos responder con rigor y sin ser premisa defensiva alguna de nuestra propia posicion : no, eso no es cierto. Son FASCISTAS que nos siguen haciendo objeto de violencia y frente a ella toda resistencia es un acto de legitima defensa. Donde toda racionalidad que se muestre critica es combatida con la fuerza, sea esta mas o menos obvia, es razonable que se alcance libremente la fuerza critca de la conciencia armada.