El pasado día 26 de agosto la compañera Teresa Álvarez fue despedida de dicha, empresa en la que llevaba casi cinco años, de los cuales, durante más de tres, ha atravesado un proceso de enfermedad que le ha supuesto tener repetidas bajas médicas.
El día 28 de abril de 2005 tuvo su primer brote por lo que tuvo que ser ingresada. Le ocurrió en su puesto de trabajo, por entonces en centro de la calle Sant Pere Abanto de Barcelona. La situación ya fue entonces muy tensa, pues pese a que ella pidió ayuda médica y trasporte para ir al hospital, le fue denegado por la gerente y tuvo que marchar por sus propios medios. Estuvo en total 9 días ingresada en la cruz roja de L´Hospitalet de L., durante los cuales, y pese haber pasado toda la noche en observación de urgencias a partir del día siguiente, el coordinador de la tienda donde trabajaba, David Merino, se limitó a acosarla por teléfono con frases tipo “no tienes derecho a la baja médica” y “que se fuera del hospital”. Entonces la compañera no denunció, pues su hermana trabajaba para la misma empresa y no quería perjudicarla.
Después de esto la cambiaron de puesto de trabajo y la pusieron a limpiar durante más de cuatro meses seguidos en el turno tarde.
Dada la hostilidad del coordinador a concederle el traslado solicitado por ella a Cornellà de L., lugar donde vivía, y eso que ya lo tenía concedido, fue finalmente el servicio medico de la empresa quien habló con el jefe de zona para agilizar dicho traslado.
Una vez en el centro de Cornellà, en el año 2006, y con puesto de trabajo adaptado, la situación de bajas y altas se fue repitiendo hasta este año, llegando incluso a discutir con los médicos de la seguridad social para poder obtenerlas, ya que su estado de salud no era ni para hacer las cuatro horas que la empresa le exigía.
Finalmente, la compañera coge de nuevo la baja el 11 de agosto, y el día 20 recibe una llamada en su casa de uno de los abogados de la empresa, haciéndose pasar por alguien de recursos humanos, ofreciéndole una cantidad de dinero para que se fuera de la empresa. Ella no lo acepta, y el 1 de septiembre recibe un burofax donde le comunican que está despedida.
Comentar que la acosaban no solo por su enfermedad -diciéndole que era ficticia, que lo simulaba-, si no también por sus ideas y por su opción sexual, quedando patente en los diversos comentarios efectuados por sus jefes tanto delante de ella como a sus espaldas, situacion que incluso derivó en el rechazo de algunos de sus propios compañeros de trabajo hacia ella.
Detrás de toda esta situación se esconde el coordinador de la tienda, Dámaso Campaña, autentico artífice de la situación de mobbing vivida por la compañera en los últimos dos años, y la gerente, Maribel Revuelta.