El día estaba frío y las escaleras, aunque iban hacia abajo, nos hicieron
subirnos a una nube de emociones. La música lo acompañaba…y seguimos
con una danza. Danzas lentas, danzas rápidas, danzas teatreras, danzas
cojas… danzas libres.
Una vez desarrollada la actividad de introducción, nos preparamos para
definir el amor (menudo lío, un poco más y ¡tenemos que encender la
cafetera!). Salieron palabras, vaya si salieron. Las primeras tímidas, algo dudosas, pero les siguió un aluvión de definiciones, desde el amor ideal de pareja hasta el amor fraternal. Una vez plasmadas todas las palabras en un papel, decidimos abordar cómo sentimos nosotrxs el amor. Definir el término consensuando no fue fácil. Sólo teníamos una norma: no podíamos utilizar las palabras anteriormente citadas.
El debate no se hizo esperar. Analizamos el amor romántico (capitalista) y
cómo éste castiga a quien no tiene y angustia con celos al que comparte,
normalmente con una sola persona, esa parcela de confianza, cariño y
sexualidad.
Los roles de género también fueron un punto fuerte en la exposición. Si ya
el binomio monogámico nos tiene asfisiadxs, se hace más latente cuando las
personas son encorsetadas (o se encorsetan) en un rol, y se puede complicar más cuando la posición es jerárquica y el dominio de uno sobre otro hace trinchera.
…Pero, ¿hacia dónde vamos? Una vez realizado en análisis, no podíamos parar de pensar en cómo cambiar las cosas. Un elemento a destacar fue el trabajo con las emociones y cómo éstas nos ayudan a comunicarnos y cómo, a la vez, el desarrollo en libertad de una buena autoestima facilitaría las relaciones (y aún nos quedó mucho por decir).
Volvimos a las actividades y, una vez que ya sabíamos cómo queríamos nuestra definición, se escenificó esa construcción del amor. Las dinámicas acabaron con un intercambio de pensamientos y emociones (ver maravillosas fotos).
CNT-AIT Málaga