El parador Libertario sigue firme en su decisión de permanecer en las tierras públicas que en su día el conde de Puerto Hermoso usurpó al pueblo de Pizarra. La intención no es solo quedarse en estas tierras, sino trabajarlas en colectividad y que sirvan de sustento para las muchas familias que están pasando penurias a causa de la crisis del capitalismo.
Esta crisis está haciendo que el número de personas que quedan excluidas del acceso a las necesidades básicas aumente cada día más. El capitalismo se ha preocupado en que interioricemos la idea de que el bien común tiene que ver con el éxito individual de cada persona, nada más lejos de la realidad. Cada día observamos como el éxito de unos pocos trae como consecuencia la miseria de la mayoría. Este sistema ha pretendido perpetuarse en el tiempo haciéndonos creer que procura abastecer a la población de las necesidades básicas. Esto siempre en la teoría porque en la práctica hemos visto como el artículo 47 y el artículo 35 de la constitución, que dicen que todos tenemos derecho a una vivienda digna y a un trabajo digno, quedan a expensas del éxito personal de cada uno. Y es en esto en lo que está trabajando la gente que compone el parador Libertario, en cambiar esta visión individualista y transformarla en una visión colectiva.
El camino no es fácil, y el acoso y la intimidación de las fuerzas del poder se producen a diario. Pero la determinación de este grupo ha hecho que el delegado del gobierno andaluz, Jose Luis Ruiz Espejo, se haya visto obligado a reunirse y a escuchar nuestras peticiones. Para ello se decide que un grupo acuda a la reunión como portavoces de lo que la asamblea de la ocupación ha decidido, entre ellos se encuentran miembros de Er Banco Güeno de Pizarra, de la CNT-AIT Málaga, de SAT y de CGT.
La reunión comienza con el delegado del gobierno andaluz desmintiendo lo establecido en el PGOU del Ayuntamiento de Pizarra donde consta que la vía pecuaria es de 75 metros de ancho. Según ellos la vía pecuaria puede que sea solo de 10 metros. El delegado nos informa que la Junta de Andalucía estaría encantada de cedernos los terrenos, pero resulta que hemos ocupado una superficie que supera lo que ellos creen que es público y ante eso no pueden hacer nada. Por lo que respondemos que estaríamos dispuestos a adecuarnos a esos 10 metros a los largo de la vía, siempre que dejen de enviarnos a la guardia civil para que nos acose. Al quedarse sin argumentos se compromete a hacer todo lo posible para formalizar la cesión temporal de dichas tierras lo antes posible. Aun así, ante nuestra insistencia a que se comprometa a que la guardia civil no nos siga acosando hasta que la cesión se formalice, este cambia de tema una y otra vez haciendo gala de su gran capacidad para manejarse en las altas esferas de la política.
Una vez más ha quedado claro que la voluntad de los políticos no se modifica con nuestros deseos o anhelos, sino que son nuestros actos colectivos los que harán que las políticas se dobleguen al sentir popular.
Al acabar la reunión se transmitieron las noticias al grupo que estaba haciendo presión a las puertas de la delegación, viviéndose momentos de alegría, ya que de momento no se nos pide directamente que desalojemos las tierras.
Tenemos claro que la lucha no se acaba aquí para que la colectividad empiece a funcionar, pero mientras se camine con determinación se tiene parte del trabajo hecho.