Los resultados obtenidos en las Elecciones Europeas de 2014 muestran un fracaso rotundo de las políticas neoliberales que han regido la política europea en las últimas décadas. Como ejemplo, en el estado español, los grandes partidos que se alternan en el gobierno, han sufrido un descenso de más de 5 millones de votantes.
Aún así, la opción mayoritaria ha sido la abstención, que ha supuesto más de la mitad del censo electoral, fiel reflejo de que la ciudadanía está cansada de falsas promesas y nulos resultados.
El delegacionismo político ha generado un panorama político lamentable que ha dado lugar a que en países como Francia la extrema derecha esté alcanzando cotas de representatividad alarmantes y el auge de pequeños partidos políticos de izquierda, que al amparo de la crisis financiera que principalmente están acusando los países del sur, lanzan sus peroratas mesiánicas con las que intentan autoafianzarse como salvadores del pueblo y de la verdadera democracia.
Si estos nuevos partidos de izquierda consiguen desmovilizar a las personas que luchan en la calle, le habrán hecho un gran favor a la banca y a las grandes empresas, los candidatos que siempre ganan en las elecciones.
Es cada vez más palpable que los trabajadores y trabajadoras en Europa (y en el resto del mundo) necesitan organizarse al margen de partidos políticos que sólo buscan rentabilidad electoral y que representan un modelo que de sobra ha mostrado su ineficacia para solventar nuestros problemas.
En palabras de Ricado Mella:
«Vota, si, vota; pero escucha. Tu primer deber es salir de aquí y seguidamente actuar por cuenta propia. Ve y en cada barrio abre una escuela laica, funda un periódico, una biblioteca; organiza un centro de cultura, un sindicato, un círculo obrero, una cooperación, algo de lo mucho que te queda por hacer. Y verás, cuando esto hayas hecho, como los concejales, los diputados y los ministros, aunque no sean tus representantes, los representantes de tus ideas, siguen esta corriente de acción y, por seguirla, promulgan leyes que ni les pides ni necesitas; administran conforme a estas tendencias, aunque tu nada les exijas; gobiernan, en fin, según el ambiente por ti creado directamente, aunque a ti maldito lo que te importe de lo que ellos hagan. Mientras que ahora, como te cruzas de brazos y duermes sobre los laureles del voto-providencia, concejales, diputados y ministros, por muy radicales y socialistas que sean, continuarán la rutina de los discursos vacíos, de las leyes necias y de la administración cominera. Y suspirarás por la instrucción popular, y continuarás tan burro como antes, clamarás por la libertad y tan amarrado como antes a la argolla del salario seguirás, demandarás equidad, justicia, solidaridad, y te darán fárragos y más fárragos de decretos, de leyes, reglamentos, pero ni una pizca de aquello a que tienes derecho y no gozas porque ni sabes ni quieres tomártelo por tu mano.
¿Quieres cultura, libertad, igualdad, justicia? Pues ve y conquístalas, no quieras que otros vengan a dártelas. La fuerza que tú no tengas, siéndolo todo, no la tendrán unos cuantos, pequeña parte de ti mismo. Ese milagro de la política no se ha realizado nunca, no se realizará jamás. Tu emancipación será tu obra misma, o no te emanciparás en todos los siglos de los siglos. «Y ahora ve y vota y remacha tu cadena».»
«Solidaridad Obrera», Gijón, 25-XII-1909
Secretariado Permanente del Comité Confederal de CNT