Todo empezó en marzo de este mismo año. Héctor se dirigía a Francia para trabajar en el campo. Tuvo la desgracia de perder el DNI y decidió parar en Barcelona para hacerse uno nuevo. Después de 4 horas y media esperando su turno, antes de salir de la oficina, le paró un policía nacional diciéndole que estaba en busca y captura por la policía de Málaga (ciudad donde vivía anteriormente). Le detienen y le llevan al calabozo. Él no sabía qué estaba pasando y era la primera vez que le ocurría algo así y, para colmo, en una ciudad que no conocía de nada.
Más tarde, con su abogado delante, le comunican que se le acusa de un robo con intimidación y violencia en un establecimiento DIA de Málaga, pero le tranquilizan diciéndole que parece que todo se debe a un error, puesto que se denunciaba a un chico de 35 años (él tiene 23), de al menos 1.85 m. de altura (él no llega al 1.75 m) y de complexión fuerte (él está muy delgado). Es decir, no coincidía ningún rasgo con los suyos.
Tras un día y medio dentro del calabozo, declaró en Barcelona y se decidió dejarlo en libertad total. Unos meses después tenía que declarar en Málaga, y es donde se empieza a dar cuenta de lo que está pasando.
La declaración de la chica dice que ella no estaba segura de que quien le atracase correspondiese con la cara que estaba señalando, pero la policía le insistió en que era esa persona, diciendo que la foto tenía 5 años y que había cambiado mucho en este tiempo. Lo más increíble es que la foto que le enseñaron fue la foto que usó el año pasado para su DNI. De ser cierto que esa foto tuviese 5 años de antigüedad, él tendría 18 años. No se podía parecer para nada a ese hombre corpulento de 35 años de edad.
¿Qué es lo que está ocurriendo?
La comisaría de policía donde se está denunciando el atraco es la del centro de Málaga, barrio donde es más que conocida mi presencia activista: allí vivía de okupa, participaba en varios centros sociales y militaba en varios colectivos de carácter anarquista.
“Están yendo a por mí”, dice Héctor.
Él declaró a la jueza que el día en que ocurrieron los hechos se encontraba en Granada, en un festival autogestionado de música electrónica. Además, tiene fotos y testigos que lo pueden demostrar. Pero sus pruebas no han sido aceptadas porque la policía científica ha presentado un informe diciendo que quien sale en las cámaras del supermercado DIA es él. Un informe muy pobre donde no explican ni edad, ni altura aproximada, ni peso siquiera. Y lo más importante: donde él no aparece por ningún lado.
Un robo con violencia e intimidación se paga con 2 a 5 años de cárcel. El fiscal le está pidiendo 3 años de prisión por un delito que no ha cometido. Tiene que encontrar una empresa pericial que realice un informe alternativo al de la policía, pagar traslados de testigos hasta Málaga y pagar toda su defensa. Por no hablar de todo el daño psicológico que le está causando todo esto.
“Estoy cansado y asustado”, afirma en último lugar.